La combinación de calidad, impacto y reconocimiento en premios anteriores favorece a Todd Phillips, Sam Mendes y Bong Joon-ho
La lista de nominadas es potente. Y las quinielas, inciertas. Al menos tres películas, 1917, Parásitos y Joker, reúnen a priori los argumentos fundamentales para conquistar el más preciado de los premios del cine mundial, el Oscar a mejor película. Hablamos de calidad, éxito en taquilla y el reconocimiento a través de galardones anteriores.
Para empezar, 1917 parece haber puesto a todo el mundo de acuerdo. Triunfante en los Globos de Oro y los Bafta, la película de Sam Mendes sobre la hazaña de dos soldados británicos en la Primera Guerra Mundial es una proeza del cine en plano secuencia, con sólo dos tomas en apariencia y una docena en realidad, pero muy bien soldadas. La historia es vibrante, el ritmo febril y las interpretaciones, admirables.
Tal vez lo único que puede lastrar la percepción del filme es la fatiga que tanta y tan violenta acción sin cambios de plano puede llegar a producir al espectador. Mendes introdujo algunas pausas de tono lírico, con preciosos paisajes, para dar algún respiro al público. Con todo, la película es acelerada.
La surcoreana Parásitos, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, es desde luego favorita al Oscar a la mejor película internacional. Pero también opta al de mejor película y lo tiene casi todo para ganar. Tanto en términos visuales como narrativos es una joya. Pasa de la comedia al thriller, de ahí al drama y finalmente a la tragedia. Pero en todo momento es dramática y cómica a la vez. Con su toque surrealista. Y ha triunfado en todo el mundo.
El hándicap para la cinta puede estar en lo infrecuente de que Hollywood premie a una película no anglosajona. Ésta es asiática, lejana. Lo que, unido al hecho de que tiene todas las papeletas para llevarse la estatuilla a mejor filme en habla no inglesa, haría insólito que ganara el mayor de los premios Oscar.
Joker es el éxito del año en términos de taquilla, así como de impacto en el sentido más amplio. La brillante actuación de Joaquin Phoenix –tal vez el Oscar con más apuestas–, las paradojas del personaje y de la historia, el tratamiento inesperado y rompedor de un clásico del cómic y del cine… Todo lo que se refiere a esta obra resulta espectacular. Incluyendo el taquillazo de más de mil millones de dólares que ha dado en el mundo.
El inconveniente está en lo muy controvertido del mensaje o los mensajes que cabe leer en Joker: un argumento original con guiños arriesgados y discutibles en torno a las raíces de la violencia, la razón y la locura, los liderazgos patológicos o el comportamientos de las masas.
No es que el resto de nominadas a la categoría mayor de los Oscar carezcan de valores para alzarse con el galardón. Sobre todo Érase una vez… en Hollywood, de Quentin Tarantino, El irlandés, de Martin Scorsese, y Jojo Rabit, de Taika Waititi, tienen sus defensores. Y sorpresas no faltan el historial de este premio en Hollywood. A ver.
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