Banderas se rinde ante el trabajo de Joaquin Phoenix, el favorito indiscutible como mejor actor, y se toma a broma la etiqueta de «actor de color» que le han colgado este año
«Ya no me tiembla nada. Los que tienen que estar temblando son los favoritos. Esos son los que se la juegan». Antonio Banderas lo deja claro desde la primera pregunta. El favoritismo de Joaquin Phoenix al Oscar como mejor actor por su papel en Joker es tan abrumador que el malagueño no se molesta en disimularlo. «Es vox populi. De hecho, creo que ya tiene el Oscar en casa», suelta despertando las risas de los periodistas presentes en el Hotel Mondrian de Los Ángeles.
Sus pocas opciones no esconden el orgullo inmenso que siente por el logro con su papel en Dolor y gloria, el segundo actor español en conseguirlo después de Javier Bardem y su primera nominación tras varias décadas de relación con Hollywood. En el caso de que consiguiera dar la sorpresa, sería el segundo en la historia de la gala en llevárselo haciendo una película en un idioma distinto al inglés.
«Pero no me lo van a dar», insiste. «Si hubiera opción jugaría con ello, pero se lo lleva Joaquin descarado». Eso sí, recuerda que ha logrado la nominación con una película pequeña y en español, y que han dejado por el camino a gente tan importante como Robert de Niro, Christian Bale o Taron Egerton, ganador de un Globo de Oro este año por Rocketman. «La nominación fue una sorpresa enorme y maravillosa», dice, además de haberla logrado tras marcharse de Hollywood, «cuando ya no formo parte de esta cultura».
Representa además una suerte de reivindicación frente a los que dudaban de su talento. «No me siento con la necesidad de demostrar cosas», indica. «Este año para eso ha sido increíble, y tengo en mi casa un montón de chatarra nueva que lo demuestra», en relación a los premios que se ha llevado por el filme de Almodóvar. «He perdido un poco la ansiedad por el éxito, que es probablemente el mayor enemigo de muchos. Ahí es donde la gente se atasca y las cosas se cierran. Vivo más tranquilo, se han cumplido muchas cosas. Estoy en un momento muy bueno».
«No se puede ir más lejos»
Lo que no sabe es si podrá repetir la gesta. «La gente me lo pregunta mucho», admite. «No lo sé. Dependerá de los personajes. Me dicen que me paso mucho con los personajes. Y va a ganar un tío que se ha pasado cuatro pueblos. No se puede ir más lejos.», opina sobre el trabajo de Phoenix.
Los otros tres en liza serán Adam Driver, Jonathan Pryce y Leonardo DiCaprio, una categoría completamente blanca aunque algunos en Hollywood se hayan empeñado en colgarle a Banderas la etiqueta de «actor de color». Como sus opciones de victoria, el malagueño también se lo toma con humor. «En mi tierra malagueña hemos sido invadidos por fenicios, cartaginenses, griegos, tres siglos de dominación romana con dos césares andaluces, luego llegaron los árabes, los godos. ¿Yo que sé con quién se ha acostado mi tatarabuela? No tengo ni idea. Me lo tomo a cachondeo».
Eso sí, dice que el empuje por una mayor diversidad en la Academia no es algo de corte estético sino real. «1.500 nuevos miembros extranjeros son muchos miembros», lo que puede abrir mucho las votaciones y generar sorpresas. «Se están expandiendo porque quieren convertir los Oscar en unos premios mundiales».
Por delante, su compañía de teatro y una posibilidad de hacer historia en Broadway con una obra en español. Sería en el mismo teatro donde se presentó A Chorus Line por primera vez en 1975. «Tengo muchas ganas de hacer cosas, sin necesidad de parar». Cuesta creer que esté a punto de cumplir 60 años. Atraviesa uno de los momentos de su vida.
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