El boom de las novelas románticas en tiempos de feminismo

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Lideran los rankings de venta, se consolidan las autoras nacionales y nacen nuevas colecciones. ¿Cómo se cuentan historias de amor en años de deconstrucción de mandatos?

Basta mirar las redes para tener en claro el lugar de privilegio que ocupa la novela romántica en el corazón de las lecturas. ¿A qué se debe el auge y la vigencia? ¿Cuál es imán de estas historias? ¿Por qué se sigue tratando a este género como algo menor cuando, aún en tiempos de crisis, lidera los rankings de ventas mes a mes? ¿Será porque se trata de novelas mayormente escritas por y para mujeres.

Para Florencia Cambariere, directora literaria de la División Comercial de la Penguin Random House, una de las editoriales más fuertes del mercado argentino, “el amor es un sentimiento universal y es por eso que las novelas románticas interpelan hace tanto tiempo a millones de lectores en todo el mundo. Por otro lado, las lectoras románticas suelen ser muy fieles al género. Al ser lectoras voraces, leen cientos de libros al año y conocen los catálogos editoriales como nadie.”

Asimismo, Cambariere hace hincapié en la investigación histórica que hay detrás de cada novela: “Las buenas escritoras románticas son grandes investigadoras, y el telón de fondo histórico o contemporáneo de sus novelas es trabajado con un rigor que muchas veces no se encuentra en escritores de otros géneros”.

Para dar un ejemplo, Cambariere señala a Cristina Bajo, a quien considera una “escritora con mayúscula” y una conocedora exquisita y profunda de la historia local.

“Su saga de Los Osorio es una biografía perfecta de un período fundamental de la historia argentina. Recuerdo que durante la escritura del último tomo demoró dos años más de lo previsto porque, como uno de sus protagonistas era socialista, durante ese tiempo se dedicó a leer ensayos sobre el tema. Esa lejana barbarie, su último libro, comienza con el fusilamiento de Camila O’Gorman y el cura Ladislao, y culmina con la caída de Rosas. El título hace referencia a ese período sangriento de nuestra historia”, agrega.

Hoy podemos reivindicar a Louisa May Alcott al conocer mejor su vida privada y advertir que la novela Mujercitas dejaba traslucir un pensamiento transgresor.

Gloria V. Casañas, autora

Cristina Bajo, autora cordobesa, fue junto a su coterránea Florencia Bonelli, una de las pioneras del género en la Argentina, entre fines de los ‘90 y comienzos del 2000, cuando todo lo que se publicaba provenía de traducciones. Pronto se convirtieron en best sellers. Esto llevó a la editorial a ir en busca de más voces locales, como Gloria V. Casañas, cuyas historias comenzaron a publicar en 2008, y quien también se embarcó en una puntillosa reconstrucción de época y de personajes para dar a luz su libro número doce, en diciembre pasado: En el huerto de las Mujercitas.

Gloria V. Casañas: su última novela se llama En el huerto de Mujercitas.
Gloria V. Casañas: su última novela se llama En el huerto de Mujercitas.

Para documentar su trabajo, Casañas viajó en dos oportunidades a Concord, Massachusetts (Estados Unidos) y visitó Orchard House, la casa donde Louisa May Alcott escribió Mujercitas, una lectura iniciática de generaciones de mujeres que hoy está siendo ampliamente resignificada y venerada.

El libro, una novela de ficción que transcurre en los últimos años de vida de la emblemática autora estadounidense, incluye un diario con fotos e información adicional sobre sus experiencias en el país del norte. Pero más allá de sumarse a la revisión de este texto clásico, el objetivo de Casañas fue poner el foco sobre la propia Alcott, de quien poco se sabía hasta ahora.

“Hoy podemos reivindicar a Louisa May Alcott al conocer mejor su vida privada y advertir que la novela Mujercitas dejaba traslucir un pensamiento transgresor –explica Casañas–. Lo que sucede es que se la redujo a una historia ‘para niñas’, tal como el editor de Louisa quería, y a partir de entonces se la ofreció edulcorada. Una lectura adulta nos da otra visión de esta novela, que fue escrita por una autora joven, abolicionista, sufragista, defensora de la independencia de la mujer para decidir no casarse, si eso es lo que quería, en una época en la que ese modo de pensar era poco corriente. Jo March, el alter ego de Louisa, nos dijo todo lo que se podía decir en aquel momento, sin escandalizar.”

Hablo del amor pero de forma realista: mis personajes no tienen vidas perfectas.

Viviana Rivero, escritora

La cuestión de las raíces

Viviana Rivero, escritora de la editorial Planeta cuyo nombre suele verse siempre en los primeros puestos de ventas de las librerías, coincide en que la labor investigativa es una de las características del género que más se aprecia. “Paso meses estudiando para escribir de hechos históricos como la Guerra Civil Española, la revolución de Cuba o la inmigración Bóer. El lector lo disfruta”, asegura.

Viviana Rivero, autora de El alma de las flores.
Viviana Rivero, autora de El alma de las flores.

Sin embargo, para Rivero, la clave pasa por los temas: “La novela romántica de hoy no es una simple novela rosa, ha ido evolucionando. En mi caso, hablo del amor pero de una forma realista, porque mis personajes no tienen vidas perfectas ni ellos los son. En mis historias cuento sobre mujeres que se juegan por sus vocaciones; pioneras que se animaron a hacer algo que hasta ese momento tenían prohibido. Toco temas como la libertad o la muerte”.

En El alma de las flores, su título más reciente y merecedor del tercer puesto del Premio Planeta de Novela, aborda el drama de la inmigración. “Sabía que quería hablar de los prejuicios que hay en Europa con los inmigrantes latinos. Y a partir de eso inventé la historia de dos inmigraciones cruzadas: la de María, una joven madrileña que viene de España en 1936, y la de su nieto Rafael, quien en 2014 se va de Argentina a Madrid por la crisis económica. Cuento las vidas de ambos. Sus amores, sus dolores y la esperanza que los guía para seguir adelante”, comenta.

“Tengo abuelos italianos, españoles y checoslovacos. Lo que siente alguien que debe mudarse de su país era un tema que se hablaba en casa. Y dejó una impronta en mí que se ve reflejada en mi escritura”, agrega Rivero, quien ya había incursionado en la temática en Y ellos se fueron.

En tiempos de cuestionamiento de mandatos y construcción de nuevas identidades, la revisión de la historia y del rol que jugaron en ella las mujeres, parece ser otro de los grandes interrogantes que las autoras del género han elegido como materia para sus últimas producciones.

Como escritora y también coordinadora grupos de lectura, Mirta Pérez Rey, apunta que “es imposible soslayar la importancia de las grandes oleadas de inmigrantes que, habiéndose afincado en nuestro país, fueron construyendo la riqueza cultural que tuvimos y tenemos. Como hija y nieta de inmigrantes, en algún punto, el investigar sobre esto me ha sensibilizado y generado deseos de comunicar y de evidenciar determinados contenidos”.

Florencia Bonelli, autora de Dime, ¿quién es como Dios?
Magda Tagtachian debuta con Alma armenia.

En Encaje de dos orillas, novela de Ediciones B que tendrá una continuación en 2020, Pérez Rey narra la historia de un grupo de mujeres que emigró desde distintas ciudades de España a la Argentina, algunas por imposición paterna, otras siguiendo al amor o, simplemente, en busca de un futuro mejor tras la guerra, y recrea la “sororidad” de otro tiempo, esa que hizo posible que tías, madres o abuelas sobrellevaran el desarraigo y los desafíos de empezar de cero del otro lado del océano.

“La tercera generación es la que cuenta”, acota, por su parte, Magda Tagtachian. En su primera incursión en las letras a través de Nomeolvides Armenuhi, editada por Sudamericana, la periodista reconstruyó, en 2016, la vida de su abuela, sobreviviente del Genocidio Armenio, y por estos días irrumpe en la ficción con Alma Armenia, una novela político-romántica ambientada en la Armenia actual, que publica VeRa, el nuevo sello de VyR Editoras.

No hay que separar lo que en la vida va junto: el amor, la historia, la politica, el sexo, el deseo.

Magda Tagtachian, escritora

“La primera generación es la que sufrió la historia. En mi caso fue mi abuela, Armenuhi, nacida en la ciudad de Aintab, en el entonces Imperio Otomano, en el seno de una familia armenia. Se salvó de la masacre –que dejó un millón y medio de víctimas entre 1915 y 1923– y vino a la Argentina. La generación de mis padres no contó nada, se calló y, peor aún, naturalizó la barbarie. Y las terceras generaciones nos pusimos a preguntar sobre eso que nuestros padres no hablaban y que hizo que nuestros abuelos apretaran los dientes para seguir”, explica.

Los debates entre republicanos y franquistas que escuchaba en su infancia, en la casa de sus abuelos, también fueron el punto de partida para que la escritora Gabriela Exilart creara En la arena de Gijón, otra de las últimas novedades en novela romántica. Sin embargo, lo que terminó de moldear la historia fueron los hallazgos derivados de la investigación histórica que realizó para escribirla.

“Me sorprendí al descubrir que en la Guerra Civil Española participaron mujeres en el frente de batalla, empuñando las armas y no solo en la retaguardia, como se suele creer. Había soldados mujeres, corresponsales de guerra mujeres y hasta una capitana argentina, Mika Etchebéhère. En uno de los testimonios que leí e incorporé a la novela, una de ellas dijo: ‘Yo no vine a la guerra para morir con un trapo de cocina en la mano’. Esa frase fue reveladora de un rol de la mujer que no es nuevo, sino que ha sido silenciado a través de la historia”, afirma.

En este sentido, añade Pérez Rey: “Cuando las guerras recurrentes dejaron familias diezmadas, fueron las mujeres las que criaron nuevas generaciones, en silencio. Las ‘mujeres fuertes’ son un tema recurrente en mis novelas. Las que luchan desde su lugar, en el contexto histórico y social que les toca. Son las heroínas silenciosas que pueblan mis historias y espero que nunca me abandonen”.

Gabriela Margall, autora de once novelas del género, historiadora y responsable junto a la periodista Gilda Manso de los tres volúmenes de la colección La Historia Argentina Contada por Mujeres, publicados por Ediciones B, es categórica: “Todas mis protagonistas trabajan o encuentran un trabajo, por ejemplo; incluso si tienen dinero o una posición acomodada. Lo mismo ocurre con la selección de personajes. Cuando elijo escribir sobre Mariquita Sánchez (en La dama de los espejos) es porque sabía perfectamente quién era, qué había hecho y cuáles eran sus ideas”.

Mujeres reales que sueñan

En Alma armenia, Tagtachian retoma el legado armenio: “Se trata de una mujer que se enfrenta a su propia historia y a su propio deseo, y en ese camino que empieza a transitar, van apareciendo diferentes señales. Alma, la protagonista, vive cada momento sin juzgar y en ese permiso interno que ella se va dando, va decidiendo qué elegir”.

“Cuando pensamos en la organización de un nuevo sello de novela romántica –precisa, por su parte, Marcela Aguilar, directora editorial de VeRa–, propusimos publicar historias de mujeres imperfectas y reales que viven, luchan y sueñan. El desafío es encontrar relatos donde el amor se construye desde la paridad. Donde hay lugar para un varón sensible, una mujer fuerte que pueda cuidar y ser cuidada, desde el amor y no desde la posesión, donde las mujeres eligen y donde la familia no es el destino obligado.”

Magda Tagtachian debuta con Alma armenia.
Magda Tagtachian debuta con Alma armenia.

Consultada sobre si se está ante un nuevo paradigma, Laura Miranda, autora de Volver a mí, la primera novela presentada por VeRa en la Feria del Libro del año pasado, y de Desde el abismo, opina: “El amor (no sólo de pareja), la sororidad, la resiliencia, el perdón, la audacia, el miedo y la búsqueda de la mujer que nos habita, entre muchos otros, son temas que siempre han estado vigentes. Pero en este momento llevan la bandera que une al género”.

“Creo que hay un cambio de paradigma. Antes, la novela romántica se asociaba con esas historias perfectas que todo el mundo quería vivir pero, al momento de cerrar el libro, el pensamiento era: ‘Ojalá me sucediera, pero es imposible’. El propósito actual de las novelas es revalorizar el amor y la sensualidad y acercarlo a las mujeres que somos. Que lleve a la lectora a pensar: ‘Pude ser yo’”, puntualiza Miranda.

Viviana Rivero opina que el amor es el motor del mundo: “Amor en una pareja, porque por amor a una persona a veces estamos dispuestos a vivir en la otra punta del planeta. Amor a una vocación, que hace que trabajemos hasta las tres de la mañana… Amor a los hijos, por quienes nos transformamos, ya que después de tener uno no volvemos a ser los mismos. Amor a la tierra, porque el aroma de una comida querida nos puede hacer llorar cuando estamos viviendo en otro país”.

“Así como hay que hacerse cargo de la identidad, hay que hacerse cargo del amor”, agrega Tagtachian. “En un momento en el que estamos deconstruyendo mandatos, el romanticismo no es ajeno a eso. La picardía, si se quiere, es separar las novelas románticas en un estante y las históricas, en otro. En la vida va todo junto: el amor, la historia, la política, el sexo, el deseo…”

“Me parece que la novela romántica en la Argentina está consolidada como género. Dejó de ser un boom”, concluye Margall, y plantea: “Lo que sigue es preguntarse hacia dónde vamos. Creo que nunca van a dejar de ser ‘historias de amor’, la cuestión quizá sea: ¿qué amores contamos ahora?”. 

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