La circulación masiva de la literatura va más allá del objeto libro. Hoy, cada libro es, al menos, tres: papel, píxel y audio. Se acabó la época en que existían libros que aspiraban a seguir siendo texto y nada más: quieren ser adaptados y ser virales.
Cerca de cuatro millones de personas leyeron el artículo “Coronavirus: matemática del contagio para mantener la calma en medio del caos”, de Paolo Giordano, durante las 48 horas posteriores a su publicación el 25 de febrero en la web de Corriere della Sera. Se trata de la semilla de En tiempos de contagio, el libro de 75 páginas que ya ha sido contratado por casi treinta editoriales de todo el mundo. En español lo ha publicado Salamandra en papel, libro electrónico y audiolibro.
De todas las discusiones posibles a partir del ensayo del escritor italianola que más me interesa es la de la viralidad. Se podría evaluar su calidad, cuestionar su rapidez o criticar su intención (aunque con sus beneficios se financiarán dos bolsas de estudio de la epidemia). Pero el debate en verdad relevante es el que encuadra esos tres: ¿Cómo es la relación actual entre la viralidad transmedia y los libros? ¿Cómo afecta a lo literario la mutación de una lógica que nació en el marketing de los años noventa y que, en complot con los algoritmos, está monopolizando las industrias culturales de hoy?
Durante los veinticinco años que han transcurrido desde la publicación de Media Virus!, el ensayo en el que Douglas Rushkoff acuñó conceptos como “virus mediático” o “contenidos virales”, ningún fenómeno ha sido tan viral como el de la propia viralidad. El desarrollo de internet y la siliconización del mundo han ido convirtiendo el impacto cuantitativo en un valor cada vez más preciado. La influencia de un programa de televisión, un artículo académico, un videoclip, una campaña de publicidad o un libro se mide según los mismos criterios de visibilidad y penetración. La calidad de cualquier contenido se supedita cada vez más a la cantidad de sus impactos y contagios.
La circulación masiva de la literatura va más allá de las fronteras del objeto libro. Se está normalizando la idea de que cada libro es, al menos, tres: papel, píxel y audio. Al mismo tiempo, la influencia mainstream de novelas, crónicas y ensayos está dependiendo de dos virtudes: la capacidad de entusiasmar rápidamente a lectores de diversos estratos y su potencial de adaptación a otros lenguajes y canales. Lo viral puede estar —por tanto— en su origen, cuando logra sumar ediciones, y en su destino, a través de sus adaptaciones sucesivas. Esas dos ideas alteran radicalmente lo que se ha entendido por literatura canónica en la modernidad.
Autor: Jorge Carrión
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