La vida es un sueño es considerada la pieza más representativa del teatro calderoniano. Esta obra fue estrenada en Madrid en el año 1635. Durante esa época, las escenificaciones en la capital española tenían lugar en patios descubiertos de forma rectangular (de 15 – 17 metros de ancho y 30 – 40 metros de largo), rodeados de casas con balcones.
Del mismo modo, esta obra es un ejemplo clásico de la dramaturgia barroca, dominada por temas filosóficos y deliberaciones sobre la vida. Además, en este tipo de representaciones la escenografía reflejaba el contraste de pensamientos antagónicos, así como la prevalencia de la civilización sobre el salvajismo (incultura).
Sobre el autor, Pedro Calderón de la Barca
Su nombre completo es Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño.Vio la luz por primera vez en Madrid, el 17 de enero de 1600. Fue el tercero de seis hijos (dos murieron a corta edad) del matrimonio entre Diego Calderón y Ana María de Henao, ambos de familia noble. Estudió letras, teología, latín y griego en el Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid.
Con 14 años fue inscrito en la Universidad de Alcalá, pero debió abandonar sus estudios debido a problemas familiares. Posteriormente, pudo reanudar su formación educativa en la Universidad de Salamanca, en donde obtuvo su título de bachiller en Derecho Canónico y Civil (1619). En 1621, ingresó al servicio militar para palear las deudas familiares y ayudar a sus hermanos.
Militar, clérigo y dramaturgo
Si bien algunas fuentes señalan a La selva confusa (1622) como su primera pieza datable, la comedia Amor, honor y poder (1623) fue el título que lo dio a conocer. A partir de entonces, fue capaz de compaginar su carrera militar con su creación dramática. De hecho, fue nombrado Caballero de la Orden de Santiago y se le reconoció por sus labores de soldado en Fuenterrabía (1638) y Cataluña (1640).
También, fue ordenado como sacerdote (1651), clérigo de Reyes Nuevos de Toledo (1653) y capellán de honor del rey (1663). Asimismo —gracias a su variada, rica y prolífica creación artística— durante la década de 1640 se convirtió en el dramaturgo más respetado de su tiempo.
Su obra, en pocas palabras
Algunas fuentes como Ruiza et. al (2004) del portal Biografías y Vidas, afirman que Pedro Calderón de la Barca realizó un conteo de sus creaciones poco antes de morir (mayo de 1681). Su obra comprende “ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores”.
Características del teatro calderoniano
La composición teatral calderoniana ha sido ubicada dentro del período barroco. Se caracteriza por un grado impresionante de perfección técnica, así como un estilo sobrio, con un número reducido de personajes y un eje argumental claro en torno al protagonista. El desgarrado Segismundo de La vida es un sueño es, probablemente, el más universal entre todos sus personajes principales.
Resumen de La vida es un sueño
Esta obra representa una adaptación al cristianismo del precepto budista del durmiente en vela. Ahora bien, la moraleja refleja indudablemente un dogma cristiano: lo efímero de la vida terrenal —solo un sueño transitorio— en comparación con la vida en el más allá.
Estos temas son expuestos con una mezcla magistral de filosofía seria y humor por parte de Calderón de la Barca. Adicionalmente, durante la representación algunos personajes aparecen con distintos disfraces con el objetivo de incrementar la incertidumbre del espectador acerca de cuáles acontecimientos son reales y cuáles son etéreos.
El prisionero
Basilio, monarca de Polonia, recibe a través de un horóscopo el augurio de que su hijo Segismundo se convertirá en un tirano. Por este motivo, lo encierra en el calabozo de una torre. Allí, el príncipe heredero maldice su suerte mientras se encuentra encadenado, pues clama no haber cometido delito alguno. Por ello, está lleno de rencor y desea asesinar dos supuestos espías que se han acercado a él.
En realidad no son espías, se trata de la moscovita Rosaura —con disfraz de hombre— y Clarín, el criado de ésta. Quienes han llegado a pie hasta la campiña porque el caballo de la mujer ha escapado de forma misteriosa. Luego, Segismundo siente compasión por Rosaura y acepta su pedido de clemencia.
El guardia
Clotaldo, el guardia de la torre, irrumpe para castigar a los forasteros porque cualquier contacto con el prisionero está penado con la muerte. Pero el vigilante duda en ejecutar el mandato real cuando Rosaura le muestra una espada relacionada con el pasado del propio Clotaldo. Pues, él se la entregó a su amante Violette con la promesa de reconocer al hijo de ésta en el portador de la espada.
Trastocado por la posibilidad de matar a su propio hijo (Rosaura travestida), Clotaldo lleva a los prisioneros ante el rey para pedir piedad por ellos. Mientras tanto, el rey se encuentra feliz por la llegada de sus sobrinos Astolfo (duque de Moscovia) y Estrella para consumar sus planes de sucesión. Ésta última se siente muy recelosa de un medallón que el duque porta con la imagen de una mujer.
La prueba
En el momento de la verdad, el rey Basilio no tarda en revelar a los recién llegados y a la corte la existencia de un hijo natural. Igualmente, el monarca duda de la predicción inicial sobre el carácter tiránico de su descendiente. Por consiguiente, decide hacer un experimento ante la expectación de todo su pueblo: adormecer a Segismundo, revelarle sus verdaderos orígenes y sentarlo en el trono por un día.
El honor de Rosaura
Basilio declara que el contacto con Segismundo ya no está penado. En ese momento, Clotaldo quiere revelarse como el padre del portador de la espada, pero Rosaura (aún disfrazada) dice que ha venido a encontrarse con Astolfo para vengar su honor. Entonces, Rosaura revela que es mujer y se aleja con su criado. Luego —ya cambiada de ropa— ella se hace pasar por sobrina de Clotaldo.
Monarca por un día
Un adormecido Segismundo es llevado al dormitorio real y vestido con los atuendos de un monarca. Cuando despierta se encuentra muy desorientado y apenas reconoce al guardián de la torre desea asesinarlo. Después, el príncipe heredero trata con muy mala educación a los criados (incluso, arroja a uno por la ventana) y a Astolfo.
El rey se entera del comportamiento irascible de su hijo, en consecuencia, es preso de la desesperación porque se resiste a aceptar las profecías sobre su heredero. De todas maneras, cuando Basilio intenta abrazar a Segismundo, éste lo rechaza mientras reivindica su derecho irrefutable a gobernar. En ese momento, Basilio le dice que quizás “solo sea un sueño”.
De regreso a la torre
Segismundo queda deslumbrado por la belleza de Rosaura e intenta seducirla con frases zalameras. Aunque cuando ella lo rechaza, el príncipe manda a salir a todos los criados del lugar para tomarla por la fuerza. El abuso es detenido en última instancia por Clotaldo y se produce una lucha que ni siquiera Astolfo logra detener. Solo el rey logra acabar con la contienda.
Basilio ordena adormecer de nuevo a su hijo. Una vez en la torre, Clarín también es puesto tras las rejas porque conoce demasiado sobre el asunto. Al mismo tiempo, Clotaldo le explica a Segismundo que su día en el trono fue una ilusión. Desde ese momento, el príncipe no distingue bien el sueño de la realidad, por lo cual, entiende que debe comportarse de manera más sensata.
Un trono en disputa
Rosaura y Estrella se alejan de Astolfo cuando descubren sus artimañas amorosas debido al retrato (de la primera) que colgaba del cuello del duque. Por otro lado, una turba de plebeyos llega hasta la torre para liberar a Clarín (por error creen que es el rey). Mas, cuando Segismundo aparece, la multitud clama desear en el trono al verdadero sucesor y que están dispuestos a luchar por él.
El príncipe heredero logra controlarse y comportarse de forma correcta (todavía sin saber si está soñando o no), incluso, persona la vida de un resignado Clotaldo. Mientras tanto, en el palacio Clarín informa a Astolfo y a Estrella sobre los acontecimientos. La población está dividida entre quienes se mantienen fieles a Basilio en contra de aquellos partidarios de Segismundo.
La resolución
En los instantes precios de la batalla, Rosaura aparece en escena para rogarle a Segismundo que la ayude a matar a Astolfo (y así redimir su honor). Una vez iniciada la contienda, Clarín muere de un balazo y Basilio comprende que no puede enfrentarse a su propio hijo. Por esta razón, se rinde a sus pies. Pero la profecía no se cumple de la forma esperada.
Segismundo no es un tirano, le tiende la mano a su padre y lo levanta. Finalmente, el hijo es proclamado como el sucesor legítimo aceptado por los pobladores y la corte. En añadidura, el nuevo rey deja a todos contentos: restaura el honor de Rosaura al casarla con Astolfo y él mismo pide la mano de Estrella, quien lo acepta.
La vida es un sueño
En el acto final, Segismundo describe los motivos de su transformación sorprendente: aprendió a ser un rey justo a través de un sueño. Por ende, si la existencia terrenal del ser humano es una ilusión, él desea aprovechar ese parpadeo que es la vida para fungir como un soberano justo.
Fragmento
“Mas, sea verdad o sueño,
obrar bien es lo que importa.
Si fuere verdad, por serlo;
si no, por ganar amigos
para cuando despertemos”.
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