En opinión de Vargas Llosa “el feminismo es el más resuelto enemigo de la literatura”.
Con todo respeto para con don Mario, me permito disentir de su opinión porque ¿desde cuándo es el feminismo enemigo de la literatura, y qué tiene que ver el feminismo con la literatura?
El feminismo, don Mario, sólo busca la equiparación salarial, la igualdad de sexos, el fin del machismo estúpido y prepotente, porque hombres y mujeres somos iguales mal que les pese a muchos y porque hay que recordar que hasta el macho más alfa nació de una mujer y fueron nueve los meses que duró su estancia en el vientre materno; ¿que el padre tuvo que ver?, naturalmente, pero en muchísimo menos tiempo y el grueso de las molestias fueron para ella y no para él; o sea, que un respeto hacia las mujeres.
Mas los siglos de explotación pesan y han deformado hasta la visión de las propias mujeres convirtiéndolas en sumisas y dependientes; este error ancestral es demasiado duro de sobrellevar y ya era hora que nos desembarazásemos de él.
Este 8 de marzo de 2018, el clamor de rebeldía, un clamor justo, ha resonado en el mundo. Todas nos hemos levantado y hemos exigido que se nos escuche, igualdad en los sueldos, igualdad en el trato, o sea, nada de abusos de tipo sexual; respeto y consideración, que la mujer no es el reposo del guerrero, es su igual. Porque iguales somos a pesar de nuestras diferencias físicas, aunque muchos no quieran reconocerlo.
En cuanto a la desafortunada comparación de que el feminismo es el más resuelto enemigo de la literatura, me gustaría saber en qué se basa para decirlo el señor Vargas Llosa. En la antigüedad hubo mujeres feministas sin saber que lo eran, la poetisa Safo, la desdichada Hipatia, Cleopatra, Isabel I de Inglaterra, Teresa de Jesús, y más recientemente Olympe de Gouges, María Wollstonecraft, George Sand, Emilia Pardo Bazán y muchas más que harían la lista interminable.
La mujer no es enemiga de la literatura porque todas las mujeres, hasta las feministas, señor Vargas Llosa, la aman e incluso la escriben; lamento que no se haya dado cuenta de ello, don Mario.
No pretendemos ningunear al varón de la especie; lo que pretendemos, sencillamente, es estar los dos al mismo nivel, ya que merecimientos tenemos de sobra, y no por el hecho de ir a la moda y maquillarnos somos tontas y superficiales. Ahora hay muchas mujeres científicas, una de las primeras fue madame Curie; investigadoras cuya labor nadie resalta, astrónomas, cirujanas, directoras de orquesta, médicas, empresarias, mujeres de negocios, incluso astronautas, otro largo etcétera que nadie resalta porque molesta a la varonil concurrencia, a la cual no le gusta que le pisen el terreno. Ni somos todas necias y huecas aunque, naturalmente, siempre existen excepciones, como entre los hombres las hay. Pues no todos son perfectos, ni tampoco tienen la obligación de serlo. Hay hombres brutales y cerriles que empañan el mito del caballero andante y destrozan el del príncipe azul pero, afortunadamente, todos no lo son.
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