El festival se arrollidó anoche ante la estrella, que contó en el escenario con su marido, Jay-Z, y se reencontró con sus compañeras de Destiny’s Child
Como un huracán de música espectacular y arrolladora pasó Beyoncé por el Festival de Coachella, uno de los eventos musicales más importantes del mundo y que este sábado se arrodilló a quien probablemente es la estrella de pop más relevante y exitosa del momento. Tras cancelar a última hora su actuación en 2017 por estar embarazada, la sombra de la cantante planeaba estos días por Indio (California) entre gigantesca expectación, pero los nervios de los fans tuvieron premio en una noche para el recuerdo en la que, como guinda ideal, Beyoncé contó con su marido Jay-Z como invitado y además se reunió con sus excompañeras de Destiny’s Child.
Pasadas las once de la noche, y con la explanada del escenario principal de Coachella hasta arriba de fans, apareció Beyoncé vestida de diosa egipcia y desfilando ante sus bailarines y un nutrido grupo de vientos y percusión, al estilo de las bandas universitarias de EE.UU. Con una grada montada sobre el escenario y un show tremendo más propio de una gira en solitario que de una parada en un festival, Beyoncé arrancó por todo lo alto soltando de primeras «Crazy in Love», «Formation» y «Sorry».