BOGOTÁ.- «Una feria del libro es, entre otras cosas, un lugar en el que podemos encontrarnos con nuestras palabras». La definición fue parte del discurso del escritor argentino Eduardo Sacheri durante la inauguración de la 31° Feria Internacional del libro de Bogotá , FILBO 2018, que se hizo anoche en esta ciudad ante unas mil doscientas personas y que fue presidida por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos .
Sacheri, que fue casi tan aplaudido como el presidente y Nobel de la paz, debía hablar en representación de la delegación argentina dado que nuestro país es invitado de honor en esta feria, la más grande organizada en el Centro Internacional de Negocios y Exposiciones -Corferias en cuanto a espacios utilizados- los más de 51 mil m2 del predio y unos 40 bibliotecas, escuelas y centros culturales de Bogotá- y a la cantidad de eventos organizados: unos 1600 en 16 días.
«No me siento capaz de aludir con mis palabras al conjunto amplio y diverso de autores que en los próximos días visitaran la feria desde Argentina», se excusó el autor premio Alfaguara de novela 2016. Y explicó: «Creo que no es posible sobre todo tratándose de experiencias tan intimas, tan individuales, tan intransferibles, como lo son nuestras lecturas y nuestras escrituras. Si no hay dos personas iguales, no hay modo de que haya dos lectores o dos escritores idénticos; idénticos en sus perspectivas, sus gustos, sus búsquedas, sus concepciones estéticas e ideológicas».
El acto de inauguración comenzó puntualmente, a las 18.30, y fue sólo para invitados, escritores, editores y libreros que minutos antes habían terminado de dar los últimos retoques a los stands en los pabellones a la espera de que en la mañana de hoy las puertas de la FILBO se abran al público. Consistió en una ordenada sucesión de discursos en su mayoría en tono directo y simple y precedidos sólo por el canto de los himnos colombiano y argentino.
La presencia del presidente Juan Manuel Santos no llamó la atención de la prensa local. Desde que asumió la presidencia, hace ocho años, no faltó a ninguna de las inauguraciones de la FILBO.
En un discurso impecable, que el presidente colombiano pronunció mirando al público, recordó: «Este es el segundo año en que se celebra la Feria del libro de Bogota en un país renovado, en un país normal, vale decir, en un país sin ese doloroso conflicto con las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia que nos atormentó por más de medio siglo». Y agregó: «Sabemos que falta mucho, muchísimo, para construir y consolidar una paz completa en nuestro país. Para lograrlo hay que ir más allá del silencio de las armas, hay que ganar la reconciliación de las almas y para eso sirven sobre todo la cultura y la lectura, para abrir senderos de comprensión del mundo, de aceptación de lo diferente, de tolerancia, de respeto frente a las ideas ajenas, de compasión. Esa compasión que después de 54 años de guerra estábamos perdiendo los colombianos. Hoy los invito a hacer de la cultura nuestro mayor estandarte de paz, la prueba palpable y feliz de que nuestra nación es capaz de superar la guerra y abrazar por fín la inmensa libertad del espíritu».
Santos tuvo con nuestro país algunos gestos significativos. Al comienzo del acto entonó el himno argentino siguiendo su letra en un papel y luego en su discurso citó a Ernesto Sábato y a Jorge Luis Borges . Después de hacer un balance de las medidas tomadas por su gobierno en materia de cultura y educación con datos y estadísticas precisas, valoró la presencia argentina. «Argentina es un modelo de desarrollo de la industria editorial. No por nada fue allá que se publicó por primera vez Cien años de soledad. Es un país de futbolistas, de cantantes, de cineastas. Un país que se da el lujo de tener al Papa y a Messi , pero antes que nada es un país de lectores y de escritores», dijo. «La Argentina está de moda aquí este año: también fue nuestro invitado de honor en el reciente Festival Iberoamericano de teatro. Sólo esperamos, y así se lo dije al Presidente Macri el sábado pasado en la Cumbre de las Américas, que no tengamos que encontrarnos muy pronto con su selección en el próximo mundial de Rusia», bromeó. Además, afirmó que «si en algo se compara el progreso de Colombia en el campo de la cultura es nuestro progreso en el futbol». Antes había atribuido esa mejora al trabajo del director técnico argentino. «Todos los colombianos consideramos a (José Néstor) Pekerman nuestro ídolo», aseveró.
ambién elogió la historia editorial y el buen futbol de la Argentina el presidente ejecutivo de Corferias, Andres López Valderrama. En tanto el alcalde de Bogotá, Enrique Peñaloza Londoño, describió las actividades ofrecidas en el pabellón argentino como «un programa que representa muy bien el lema de esta feria: Siente las ideas».
En representación del Gobierno argentino, participó el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, mentor del concepto encarnado en el pabellón revestido con los colores y el espíritu futbolero y con el lema La literatura argentina sale a la cancha. El funcionario recordó que «el pasado cultural argentino, como el colombiano, es enorme. Nos reconocemos en él. Pero a veces el pasado puede ser opresivo, puede ser una mochila demasiado pesada». Y propuso a los que atraviesen la «manga» para ingresar al stand de 3000m2 «encontrarse con la Argentina contemporánea que a partir de ese pasado escribe su propia historia en este presente, con las voces de una treintena de escritores, ilustradores, de distintos géneros que nos van a mostrar el nuevo capítulo de ese enorme libro de la historia de la literatura».
Sacheri se refirió a las palabras con las que los seres humanos «asignamos un sentido a lo que vivimos, ejercemos sobre la realidad alguna forma sucinta, frágil, imperfecta, de domesticación». Y agregó: «Argentina elige algunas palabras para presentarse en la Filbo 2018. Elige la idea de salir al a cancha. Jugar es un acto simbólico por excelencia. Es, entre otras cosas, escoger una parte de la realidad y convertirla momentáneamente en el todo. Cuando jugamos suspendemos nuestra percepción del mundo, nuestra inserción en el mundo. Somos los que juegan; somos solo eso. Seres que juegan y mientras juegan se mueven con ligereza en ese universo acotado que es el juego, las reglas se aclaran, las necesidades se simplifican, los horizontes se acercan. Mientras jugamos la vida es mucho más sencilla que mientras simplemente vivimos. ¿No es notable el parecido entre los que juegan y los que leen?».
A la ceremonia inaugural, de la que participó también el embajador argentino en Colombia, Marcelo Stubrin; la ministra de cultura de Colombia, Mariana Garcés, y el presidente ejecutivo de la Cámara del libro colombiano, Enrique Gonzalez Villa, le siguió una recorrida por el pabellón argentino que hizo el presidente Santos con el ministro Avelluto, sus comitivas y algunos invitados que disfrutaron de empanadas, carne y vino argentino. Entre los invitados estaba Oscar Pérez Gutiérrez, el fundador de Corferias hace 58 años, quien estaba apenado porque no se mencionó un dato para él muy importante, según contó a La Nacion: «Cuando comenzamos con Corferias la Cámara del libro colombiano hacía una feriecita muy modesta en parque Santander. Yo fui a las ferias de Alemania y de Argentina y luego decidimos hacer una verdadera feria del libro en Bogotá. La mayoría de las cosas que hicimos fueron copiadas de la feria del libro de Buenos Aires. Después, cuando fui embajador en México también les conté a los organizadores de la feria de Guadalajara lo que había visto en la Argentina».
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