El arte de la contaminación por plástico

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Mandy Barker ha creado obras de arte a partir de basura procedente del mar y el estómago de las aves, obligándonos a mirar de frente el problema de nuestros residuos.

El arte de la contaminación por plástico

Cuando la fotógrafa Mandy Barker regresó a la playa inglesa en la que de niña recogía conchas, se encontró con una sillita de coche para niños y una nevera entre montones de desechos plásticos. También advirtió cierta indiferencia: le pareció que la gente no se inmutaba al ver una playa cubierta de basura.

Así que modificó el contexto: recogió los residuos y los fotografió sobre un fondo neutro. «Quería crear algo que llamase la atención».

Aquel impulso se ha traducido en una serie de proyectos fotográficos que ponen de manifiesto la omnipresencia del plástico, y su alcance: por ejemplo, cómo unos cartuchos de impresora que cayeron de la bodega de carga de un buque en pleno Atlántico terminaron recalando en playas de África o de Noruega. O cómo los tapones de algunos de los miles de millones de las botellas de plástico que se fabrican cada año terminan en playas –e intestinos de aves– de todo el mundo. Para mostrarlo, reunió una colección planetaria con ayuda de voluntarios internacionales.

La fotógrafa idea sus proyectos en colaboración con expertos en ciencias del mar. Las fotos «dan voz visual a la ciencia», dice, al comunicar el enorme impacto del plástico sobre la naturaleza. Barker siente un escalofrío al pensar que ya no queda en nuestro planeta una sola región libre de plásticos, «de los polos al ecuador, de la superficie del mar al fondo oceánico», y quiere que el resto de nosotros sintamos lo mismo.

Fragmentos de plástico en el estómago de un polluelo de albatros

Todos y cada uno de los fragmentos de plástico que componen esta imagen aparecieron en el estómago de un solo polluelo de albatros. Extraídas del ave a la que mataron, las piezas expuestas –desde los tapones de botella de la fila superior hasta los trocitos rotos de la inferior– representan «partes de algo que pudimos haber usado en el pasado», dice la fotógrafa Mandy Barker.

plasticosarte2. Collage de tapones de Coca-Cola

Collage de tapones de Coca-Cola

Para ilustrar la omnipresencia del plástico en los mares, Barker pidió a la gente que recogiese y le enviase algo que resulta emblemático: tapones de botellas de Coca-Cola. Recibió más de 3.000 procedentes de playas de todo el mundo. Algunos se habían convertido en morada de pequeñas criaturas.

plasticosarte3. Plásticos en la playa

Plásticos en la playa

A Barker le bastaron unas horas para recoger en una playa inglesa las 500 piezas de plástico de esta fotografía.

plasticosarte4. Restos de cartuchos de impresora

Restos de cartuchos de impresora

Desde principios de 2014 están llegando a las playas de Europa los cartuchos de impresora que cayeron de un carguero durante una tormenta en el Atlántico. Con el tiempo, los cartuchos se rompen en pedacitos que los animales pueden ingerir. El artístico remolino de Barker evoca la fuerza –y el impacto– de un solo vertido.

plasticosarte5. Plástico flotante

Plástico flotante

Entre los cinco billones de fragmentos de plástico que flotan en los océanos del mundo hay espirales como estas, virutas generadas por procesos de fabricación o perforación. A Barker le recuerdan caballitos de mar y otros animalitos marinos. Durante cinco años ha coleccionado estas piezas procedentes de playas remotas.

Ver más en: National Geographic

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