ARCO Madrid recordará 2019 por Perú, un rey a la hoguera y un arte terrenal

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El arte es y siempre será subjetivo, pero en la feria madrileña ARCO, el arte además conlleva polémica. Es el caso del muñeco de cera del Rey Felipe VI destinado a la quema. No obstante, su provocación no hizo sombra a Perú como país invitado de honor, ni a muchas buenas obras cuya apuesta fue volver a la materia, a lo tangible, y a la idea de que todo tiene su tiempo.

Érase una vez una feria de arte contemporáneo que tenía muy buena valoración entre su entorno, pero que año tras año quedaba eclipsada por una o varias polémicas. Esa feria es ARCO Madrid y así empezaría el relato de su historia más reciente, frente a sus pares Zona Maco y Art Basel.

Para esta edición se había preparado a conciencia con menos artistas, aunque 203 espacios más pensados y con una presencia artística femenina del 70%. Sin embargo, se podría decir que el rey español Felipe VI fraguó a medias sus planes. No el verdadero, por supuesto, sino uno de 4,4 metros de altura, de cartón y cera, y valorado en 200.000 euros.

Esta monumental representación del Rey de España ha sido una de las grandes polémicas en el recinto organizador IFEMA y ha vuelto a reescribir su trayectoria. La pieza es de Santiago Sierra y Eugenio Merino, de los que no podía esperarse menos: mientras Sierra vio retirada el año pasado su obra ‘Presos políticos’ sobre los líderes catalanes encarcelados, Merino es conocido como el «enfant terrible» de ARCO por meter en 2012 al dictador Francisco Franco en una nevera con diseño de Coca-Cola y en 2008 convertir en zombie al mandatario cubano Fidel Castro.

Para algunos, Sierra y Merino no son artistas, sino unos provocadores de manual que ‘trolean’ la feria cada año. Pero no se puede negar que saben captar la atención y en su estilo plantean problemas del país. ¿Y qué sino es el arte? Franco refrigerado era tratar la dictadura y las aristas franquistas que aún, según parte de la ciudadanía, están pendientes. Los retratos de los presos catalanes, que este año sí se han podido exhibir, ponían sobre la mesa una denuncia política que hoy se ha convertido en juicio. Y con Felipe VI dicen cuestionar la monarquía y las imágenes intocables, por eso han incendiado ARCO con este «ninot» («muñeco»), que como dicta la tradición de la ciudad de Valencia quien lo compre tendrá que quemarlo por contrato.

«La escultura es una provocación de mal gusto, no tiene ninguna gracia; no hay ninguna inventiva, ninguna creatividad, es pura provocación. Me parece bien que ARCO permita que esté ahí, pero creo que es una mala creación», dijo durante la inauguración el escritor peruano Mario Vargas Llosa.

Precisamente, el lado amable en medio de las críticas lo ha puesto Perú, país invitado de honor, cuyo entusiasmo ha alzado a esta edición con un gran pabellón de 24 artistas y 15 galerías, seleccionados por la curadora del Museo de Arte de Lima Sharon Lerner. Si ARCO es una gran ventana latinoamericana, Perú ha pasado por ella a toda velocidad: ha tratado sus raíces andinas, ha revisitado el colonialismo (véase la artista Sandra Gamarra), pero sobre todo ha demostrado un arte peruano contemporáneo que va más allá de los vestigios de Machu Picchu. Es el caso del artista Herbert Rodríguez, quien habló a France 24 y mostró una obra moderna, que no olvida la violencia del pasado y la exhibe porque hasta ahora había sido marginada.

En medio del gigante Felipe VI y del entusiasmo peruano no han faltado buenas creaciones, o más bien, creaciones insólitas. A diferencia de un museo, eso lo que aporta una feria como ARCO, donde se intentan crear lenguajes diferentes y que algún día podrían equivaler a una obra maestra. Picassos o no, la conclusión es que hay un regreso a la materia, por encima de obras virtuales o efímeras. Si bien hay experimentación  como el videoarte de Tony Oursler, los pigmentos especiales de Regine Schumann o la reflexión tecnológica y futurista de Bernd Oppl y Nicolás Grospierre , ganan las artesanías, las pinturas y las telas, como si en los tiempos que vivimos se necesitaran tocar las cosas y desconectar de la velocidad. De ahí que el vidrio haya tenido un homenaje en forma de reloj de arena (escultura de Juan Garaizabal), y las hueveras, el plástico y la ropa se hayan convertido en obras de exhibición.


En esta crónica hablamos también del premio Oscar que se llevó la menstruación, con el corto documental ‘Period. End of Sentence’ (‘Una revolución en toda regla’), que trata en general el tabú sobre el período y en particular sigue la experiencia de un pueblo en India que carece de productos femeninos hasta que llega una máquina de toallitas; zapateamos con la formación franco-argentina ‘Che Malambo’ que está impulsando esta danza tradicional, surgida antes que el tango; celebramos los avances en el Museo de Río de Janeiro tras su incendio en septiembre de 2018; y nos enamoramos del cancionero clásico cubano con el español Zenet, quien presenta el nuevo trabajo ‘La Guapería’.

Ver más en: https://www.france24.com/es/20190302-cultura-arco-madrid-peru-felipe

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