La exótica diversidad cultural

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Desde Valencia, el IVAM hace un recorrido histórico con maestros: de Matisse a Picasso, altavoces de la imagen que Europa generó de lo oriental

En 1978, el erudito palestino Edward Said publicó su libro Orientalismo, que marcó un antes y un después en el estudio de los países del ámbito oriental, tratando de desmontar los grandes mitos en torno al concepto de Oriente como un mundo homogéneo y del todo opuesto a Occidente. Said definía el «orientalismo» como una proyección de Occidente sobre Oriente y su voluntad de gobernarlo, evidenciando el hecho de que muchos de los primeros datos sobre Oriente fueron fabulaciones descritas por personalidades, escritores y artistas, que nunca habían viajado hasta allí.

Lejos de querer alimentar estas ensoñaciones, la exposición Orientalismos, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), en Valencia, se sirve del plural para retomar la denuncia de Said y desplazar el eje de la mirada eurocéntrica. Con este cometido, los comisarios de la muestra, Sergio Rubira y Rogelio López Cuenca, reúnen en siete secciones obras de Francisco de Goya, Picasso, Matisse, Paul Klee, Auguste Macke, Joaquín Sorolla, Antonio Muñoz Degrain, Yto Barrada, Read Yassin y Antoni Muntadas, entre otros. Asimismo López Cuenca, también artista, interviene la sala añadiendo otro tipo de imágenes actuales que revelan cómo los estereotipos culturales perviven aún hoy en día.

Lectura derrotista

No trata esta propuesta de esbozar una lectura derrotista del proyecto multicultural, sino de ofrecer múltiples referencias con las que cada espectador sea capaz de articular un discurso. Plantearnos cómo es entendido «lo exótico» para los occidentales a través de pinturas al óleo, carteles publicitarios, postales, fotografías o filmaciones cinematográficas, que se impregnan de cierto tono academicista sin opacar la belleza de algunas piezas nunca antes expuestas juntas, rescatadas para la ocasión.

Por ejemplo: en esta idea de la fascinación por Oriente, una pintora oriental del siglo pasado, la argelina Baya Mahieddine, también conocida como Fátima Haddad, destila sensualidad a través de pinturas de inspiración surrealista, un tanto primitivas, en las que el cuerpo femenino, que bien conocía, toma el protagonismo absoluto. Sin embargo, los dibujos de Picasso fechados en 1954 incluidos en la exposición traducen sobre el papel las elucubraciones sobre harenes árabes que le hizo evocar Matisse justo el año de su fallecimiento. «Cuando Matisse murió, me dejó en herencia sus odaliscas, que es mi idea de Oriente, aunque yo no lo haya visitado nunca», afirmaba el pintor malagueño.

A través de obras y carteles en los que predomina el velo, vemos cómo se aglutinan el conflicto de la situación colonial con el cuerpo femenino. Sobre todo, es esta una cuestión presente en el orientalismo soviético. Rusia tiene la condición de frontera y vincula lo oriental hacia el sur. Nuestro oriente también tiene que ver con mirar a los países al sur, eso comparte España con Rusia.

Así, la exposición analiza también la fiesta regional de Moros y Cristianos a partir de las imágenes que se generaron a principios del siglo XX con estampas de oriente. Estas se convierten en modas, como la incorporación del baile oriental al ballet ruso para liberarlo del corsé del ballet clásico, pero con el estereotipo de «bailarina exótica»: por un lado, Salomé, personaje que se repite en diferentes lugares de la muestra. Por otro, la contadora de cuentos Sherezade. Los vestidos que se usaban para encarnar la figura de ambas -o incluso la de Cleopatra- son muy similares. Todo ese imaginario, que es puro teatro, termina saliendo a la calle a través de la moda. También con los polvos de maquillaje para oscurecer la piel y los pañuelos o velos, empleados a modo de disfraz por occidentales.

Vestirse de «moro»

Avanzando en el espacio expositivo, encontramos a Benlliure disfrazado de árabe, representando esa idea del turismo contemporáneo que viaja con la seguridad de volver al hogar. Pues una de las secciones centrales la cita se ocupa del tema de los viajes, estableciendo el relato de que los artistas viajaban habitualmente como turistas, ciñéndose al circuito turístico y, por lo tanto, encontrándose con lo que ya sabían que se iban a encontrar. Esto es, teniendo impresiones preconcebidas, como les ocurriera a los pintores Macke y Paul Klee.

Pese a la globalización y el acceso actual a la información, la muestra nos lleva finalmente a reflexionar sobre si los estereotipos siguen vigentes y qué los motiva, apostando por un futuro de diversidad, entendimiento y convivencia.

Orientalismos. Colectiva. IVAM. Valencia. C/ Guillem de Castro 118. Comisarios: Sergio Rubira y Rogelio López Cuenca. Hasta el 21 de junio.

Autor: Marisol Salanova

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