Edgar Degas: El pintor de las bailarinas

0

Hilaire-Germain-Edgar de Gas nació en París, el 19 de julio de 1834.
Fue el mayor de edad de una rica familia parisiense, inició la carrera de Derecho en la Universidad de la Sorbona, que abandonaría muy pronto para dedicarse a la pintura.

Edgar Degas  es considerado uno de los fundadores del Impresionismo, aunque él mismo rechazaba el nombre y prefería llamarlo realismo o arte realista, Degas fue uno de los grandes dibujantes de la historia por su magistral captación de las sensaciones de vida y movimiento, especialmente en sus obras de bailarinas, carreras de caballos y desnudos. Sus retratos son muy apreciados por la complejidad psicológica y sensación de verdad que transmiten.


Sobre todo conocido por su particular visión del ballet clásico y más concretamente de las bailarinas a las que pintó de forma sutil al pastel.


Se formó a partir de 1855 en el taller de Louis Lamothe, discípulo de Ingres, donde adquiriría una sólida formación académica.


Entre 1856 y 1859 viajó por Italia, donde realizó copias de las obras los maestros renacentistas.


A su regreso, se instaló en París, donde residiría el resto de su vida, donde instaló su taller del que saldría su prolífica y magistral obra.


Aunque se le vincula al grupo de los impresionistas, con los que expuso en siete de sus ocho exposiciones.


Fue de alguna forma un antiimpresionista, él se consideraba un pintor realista o naturalista, y su pasión por el dibujo con el acabado a la forma de Ingres marcó toda su carrera.


En sus cuadros se centró fundamentalmente en el estudio del cuerpo humano, nunca se interesó como lo hicieron los impresionistas, ni en la pintura de paisaje al aire libre ni en captar las condiciones atmosféricas cambiantes que estos practicaron.


Sin embargo compartió con ellos la influencia de la fotografía que aparecía en esa época, y de los recién descubiertos grabados japoneses, también su interés por la captación del movimiento.


Las variaciones sobre un mismo tema, como las bailarinas, fue recurrente continua en su pintura y en su escultura, confirman su necesidad de observar y reproducir el ritmo y las posturas de las personas.


Se interesó especialmente por las actividades de la vida diaria de su entorno urbano, y se entusiasmo con la fuente de inspiración que halló en la ópera, el teatro, los café-concierto o las carreras de caballos, que fueron, como decíamos, temas constantes en su obra.


Son igualmente singulares sus desnudos femeninos, habitualmente en escenas que transcurren durante el aseo personal.


Como aporte original le debemos la invención iconográfica que dio a su pintura una nueva visión del mundo más profana.


Trabajó también la escultura, una de sus obras: «La pequeña bailarina de 14 años», fue la única escultura exhibida por el artista en una exposición.


En la actualidad está esculpida en bronce, aunque él la esculpió en cera.
En estudios recientes se ha demostrado que el esqueleto de la escultura no se hizo de alambre, si no de madera de pinceles viejos.
De singular belleza son sus paisajes, especialmente los de su época más madura.


Murió en París, el  27 de septiembre de 1917.
Sus pintura está representada en los más importantes museos de todo el mundo. El Museo Thyssen Bornemisza de Madrid alberga cuatro obras del pintor.

Leer más en: Trinarts

Leave A Reply