Reseña: Delparaíso de Juan Del Val

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Que Juan del Val me encanta, como persona y autor, no es ningún secreto para la mayoría de los que nos seguís desde hace tiempo. Por ello, una de las primeras publicaciones de este año, Delparaíso de Juan del Val, me hacía tanto ilusión.

A pesar de que la publicación llegó el 7 de enero a las librerías y de que la leímos según llegó, la reseña ha tardado en salir del horno por lo complicado que se me antojaba hablar de ella como merece.

DelParaíso es una urbanización de lujo y aquí vino mi primera sorpresa porque sabiendo que se trataba de un «algo» en que habitaban varias personas, y sin leer nada acerca de su argumento, en mi cabeza lo que me iba a encontrar era un complejo hotelero de lujo. Tras esta sorpresa inicial, me adentré en las páginas, y en los muros, de Delparaíso.

Y nunca lo de muros estuvo tan justificado porque Delparaíso es el nombre de una urbanización de lujo como podría ser en Madrid La finca, una urbanización en la que vive lo más selecto de la sociedad, un sitio en el que hay que tener mucho mucho dinero para poder vivir, un lugar en el que cualquiera que viva siente la seguridad que aporta estar en un sitio rodeado de cámaras, con vigilancia 24 horas y en el que no entra nadie sin pasar una barrera y quedar totalmente identificado y justificado su paso.

Como en la vida misma, tener dinero no significa ser feliz y eso es lo que nos vamos a encontrar en Delparaíso, las historias de esos vecinos que conviven y que tan diferentes son entre sí. Sergio y Yolanda, la familia feliz que lo es de puertas para fuera pero que su vida en el interior de su hogar es casi un infierno, que luchan por seguir viviendo en un lugar que no pueden pagar; Luis y Eli, que saben que su matrimonio está roto pero siguen ahí; Lorena y Luca cuya pasión sigue casi como el primer día pero cuyos principios e intereses son totalmente distintos; Mayte, quién para mí es una de las mejores de esta historia, una mujer hecha a sí misma, que está ahí porque puede estarlo y a quien le da igual lo que piensen de ella, y Pablo y Gloria, los últimos en llegar y que han encontrando en Delparaíso una seguridad que necesitaban para seguir viviendo. Al fin y al cabo familias más o menos normales pero en un lugar en el que las apariencias importan, y mucho.

Drogodependecia, problemas financieros, robos, suicidios, infidelidades, malas relaciones entre padres e hijos… todo esto aparece en Delparaíso, dentro de sus muros seguros e inquebrantables y en esas familias aparentemente idílicas.

Familias distintas con objetivos distintos, vidas diferentes y, sobre todo, problemas diferentes y a la vez comunes con los de la mayoría de los humanos porque a nadie el dinero le diferencia en los problemas que todos tenemos en nuestra vida y nuestras relaciones. Por eso Delparaíso trata de lo que tratan todas las historias de Juan del Val, de la vida, de las relaciones y por lo tanto cualquiera de nosotros se puede ver reflejado en uno u otro personaje.

Una vez más, vamos a encontrar en esta nueva novela de Juan del Val, esa diferencia de clases sociales porque, en contraste con las familias arriba descritas que tienen el lujo por castigo, vamos a encontrarnos a esos otros personajes que siempre le dan esencia a sus novelas y que conviven día a día de diferentes maneras con la clase alta, esos personajes que teniendo mucho menos son mucho más felices: los cuatro primos rumanos que trabajan en las obras de las distintas casas de esas urbanizaciones y a través de los cuáles veremos cuán difícil es la adaptación de estas personas en un nuevo país y ese racismo del que siguen siendo objeto en más de una ocasión; Carmen y Mariano, el vigilante de Delparaíso que tiene tan cerca el lujo cada día pero para el que la grandeza es llegar a casa a compartir su vida con un amor tardío o Pascual, gerente de las cuentas de la mayoría de las personas que viven en Delparaíso. Pascual quizá es el personaje que tiene un nivel económico más intermedio pero una de esas personas que son un quiero y no puedo, una de esas personas que solo mira por sí misma por encima de cualquier cosa, incluida su propia familia.

También en esta novela vamos a encontrar otro de los sellos de identidad de Juan del Val, el sexo en todas sus formas y facetas. El sexo en sus primeras experiencias, el sexo por amor aunque sea «prohibido», el sexo como castigo y el sexo dentro del propio matrimonio y fuera del él. Juan del Val siempre se ha prodigado en sus novelas en estas descripciones sin llegar a que parezca una novela erótica. Todas estas escenas, como ya sucedía en novelas anteriores, están justificadas y aportan a la historia. Escenas descritas sin tapujos, con naturalidad y que muestran mucho más de los personajes de lo que nos cuenta sobre ellos en sus breves descripciones.

Delparaíso es una novela coral, una novela sobre la vida y sobre cómo las distintas personas pasamos por ella y la huella que dejamos en aquellos de los que nos rodeamos. Una historia en la que están muy presentes la culpa, la avaricia, los prejuicios, las apariencias pero también el amor, el arrepentimiento, la lucha y la valentía.

Como colofón final y casi diría moraleja para mí en este caso, la demostración de que hay personas que, aunque quieran no pueden cambiar cómo son, que en esencia son malas, avariciosas o mentirosas y que ni el tiempo ni quien te rodea podrá cambiarlo al igual que quien es bueno en esencia, seguirá siéndolo a pesar de todo lo que pase a su alrededor.

Juan del Val ha conseguido una novela creíble, en la que sentirte identificado y de la que quererrás saber más de todos sus personajes. Delparaíso es una novela en la que «no pasa nada» y a la vez pasa de todo porque lo que pasa es la vida real.

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