Guillermo Martínez, autor de «Los crímenes de Alicia»: «La matemática y la literatura se unen en el hecho de que las dos ponen en jaque el sentido común»

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La ciudad británica de Oxford como escenario, una sucesión de crímenes y algunas paradojas matemáticas que se enredan tratando de buscar una respuesta lógica a las muertes.

Esta es la trama de «Los crímenes de Alicia« del autor argentino Guillermo Martínez que se publicó este año y que obtuvo el Premio Nadal de Novela 2019.

Se trata de una segunda parte del libro «Crímenes Imperceptibles« que el director de cine español Alex de la Iglesia llevó a la pantalla grande como los «Los crímenes de Oxford«.

Y en este nuevo libro, Alicia es la misma con quien el autor británico Lewis Carroll se volvió famoso por su obra «Alicia en el país de las maravillas«.

Sin embargo, no es la niña que experimenta situaciones extraordinarias la que domina la trama de esta obra de Martínez sino el mismo Carroll, las dudas sobre su relación con las niñas de la época, y varias muertes en las que los protagonistas intentan encontrar claves a través de la matemática.

No es la primera vez que esta ciencia exacta se cruza con la literatura. El mismo Carroll era un lógico matemático.

Incluso el primer premio Nobel de Literatura del mundo hispano fue para el español José Echegaray en 1904, que causalmente era matemático.

Y muchos otros escritores como el chileno Nicanor Parra o el argentino Ernesto Sábato, por nombrar algunos, también eran amantes de las matemáticas y la física.

Entonces, ¿qué relación existe entre la literatura y la matemática? ¿Puede ser que un matemático se transforme en un mejor escritor?

En el marco de su participación en el Hay Festival de Arequipa que se realiza en esa ciudad peruana entre el 7 y 10 de noviembre, entrevistamos a Guillermo Martínez, que además de ser escritor tiene un doctorado en Lógica matemática.

Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con Martínez.

Tanto en «Crímenes imperceptibles« como «Los crímenes de Alicia« suceden en Oxford y en ambos hay muertes… ¿Eres un escritor de policiales? ¿Te sientes un detective frustrado?

Un detective frustrado no, aunque alguna vez cuando era chico quise hacer un curso de detective por correspondencia. Me gustaban mucho en la adolescencia las novelas policiales. No me siento un escritor estrictamente de novelas policiales.

Lo que intento hacer es lo que llamo un ‘género híbrido’ con un elemento de epistemología, la filosofía a través de reflexiones, del lenguaje y algunos teoremas de lógica matemática. Me gusta pensar que en mis novelas hay un cruce entre lo policial, la lógica y la filosofía del lenguaje.

En ambos libros las matemáticas son cruciales. ¿Eso tiene que ver con su formación?

Sí. En la adolescencia me interesó la filosofía. Casi por accidente llegué a la matemática y dentro de la matemática elegí la lógica matemática que es una vía indirecta de acceso a la filosofía.

Hay una cantidad de problemas en la lógica matemática que tienen consecuencias filosóficas. Me interesa dejar algunas de esas ideas.

Pienso que la matemática y la literatura se unen en el hecho de que las dos ponen en jaque el sentido común. Y me gusta mostrar algo de esto en mis novelas como algunos dilemas que aparecen al mirar las cosas más de cerca y pensar ciertas falacias… Estudiar con cierto detenimiento algunas cosas que a simple vista parecen de un modo y pueden ser de otro muy distinto.

Por ejemplo, en la primera novela ‘Crímenes imperceptibles’ saco partido de una paradoja lógica de (Ludwig) Wittgenstein que muestra que una serie lógica puede tener más de una continuación posible y eso de algún modo lo aplico a la resolución de la serie de crímenes que aparecen en la novela.

En esta otra novela («Los crímenes de Alicia») uso de algún modo también otra paradoja, la de Willard Quine. (El filósofo y lógico matemático estadounidense es conocido por su afirmación de que la manera en que una persona usa el lenguaje determina qué clase de cosas está comprometido a decir que existen).

En ambos casos hay algún elemento que proviene de algunas discusiones dentro de la lógica matemática que me parece que alumbran de una manera distinta las posibilidades de la investigación en general y en particular la investigación policial. Utilizo la escena de la novela policial para poder desarrollar esta clase de temas.

Existen numerosos autores de novelas que fueron estudiosos de la matemática. Incluso hubo dos matemáticos que llegaron a ganar el premio Nobel de Literatura: el español José Echegaray (1904) y el británico Bertrand Russell (1950), por nombrar algunos ¿Existe una relación entre la matemática y la literatura? ¿La matemática es literatura o viceversa?

Hay una cantidad de escritores que fueron matemáticos o físicos. Hay una relación profunda. A veces desde el desconocimiento de la matemática se cree que el lenguaje de la matemática, por su modo estricto, por su búsqueda de la unicidad de significado, etc. esteriliza los contenidos. Hay una confrontación o tensión entre el lenguaje poético por ir a un extremo y el lenguaje matemático.

Sin embargo, creo que esto no es así, porque el lenguaje matemático tiene que proveer sus propias metáforas. Si uno estudia el desarrollo de conceptos en matemática, se va a encontrar que los matemáticos pensaron en una cantidad de metáforas cada vez más precisas para capturar el significado que les interesaba decidir.

Entonces el significado final a través de una fórmula matemática lleva en sí todos los intentos previos, esos refinamientos. Tiene algo de movimiento dialéctico de un concepto que se puso a prueba y se ensayó y llegó a una especie de decantación final pero que tiene todos los contenidos y aún más de los que podría dar el lenguaje natural.

Es como que el lenguaje matemático fuera un instrumento de aumento, como un microscopio que puede ir más allá del lenguaje natural, puede descubrir otros matices, otras sutilezas que el lenguaje natural no accede.

Esa es la diferencia que me interesa indagar y llevar al plano de la literatura. Hay un plus de sentidos en el mundo matemático que puede ser interesante para la filosofía y para la literatura, pero es difícil de transmitir sino se ha hecho la experiencia de pensar en términos matemáticos.

Entonces, ¿podría ser que un matemático sea un mejor escritor?

Esa es una cuestión que queda a cargo de los críticos. Yo no iría tan lejos. Cuando se habla de que el lenguaje matemático es árido, frío, que esteriliza los conceptos, yo creo que hay un profundo malentendido de cómo proceden los matemáticos para llegar a su definiciones, para expresar su lenguaje, etc.

Los matemáticos están muy acostumbrados a capturar esos contenidos sutiles, y a escribir con mucha precisión. Y a veces la literatura necesita los claro-oscuro, un lenguaje que oculte, sobre todo la novela policial vive de cierto malentendido, de poner frente al lector un significado aparente para ocultar las claves reales de lo que sucede por debajo.

Es decir, el lenguaje literario tiene que ser por un lado engañoso y poder leerse entre líneas.

El mismo Lewis Carroll era matemático... ¿Por qué lo eligió para su novela?

Carroll era un lógico matemático. Pero el disparador de la novela fue el hallazgo de un papel que guarda la clave de las páginas arrancadas de los diarios de Carroll. Eso fue lo que me decidió a escribir la novela. Y ese fue un hecho real.

En el año 1994, se encontró ese pedazo de papel con una única frase que permite desenrollar una historia enterrada que quizás pueda cambiar la idea que tenemos hasta ahora de un gran personaje literario que es una leyenda.

En el libro se habla de Carroll y de su relación con la familia Liddell cuya niña, Alicia, inspiró su famoso libro. Hay elementos como los diarios del escritor, las dudas sobre si era o no un pedófilo y el escenario donde sucede la historia de los crímenes…. ¿Cuánto hay de real y de ficción en el libro?

Para mi es una novela que tiene dos enigmas. Uno es el policial, y el otro es quién fue Lewis Carroll. Yo construyo a través de las opiniones de los biógrafos una especie de juicio a Carroll y queda en el lector la decisión final sobre esta cuestión tan comprometida de las fotos que les sacaba a las niñas.

Todo lo que se dice sobre Carroll (en el libro) está absolutamente documentado. Tuve mucho cuidado sobre cada afirmación de la vida de Carroll, sobre los hechos que se conocen, sobre su incursión como fotógrafo, la cámara que usaba, los permisos para poner un estudio en los cuartos del collage…

Lo que se afirma sobre la vida de Carroll está sacado sobre bibliografía muy seria, son hechos comprobados y también muchas de las cuestiones están sacadas de los propios diarios de Carroll.

Todo lo que corresponde a la ficción criminal y a los personajes de la Hermandad Lewis Carroll es ficticio.

En varias entrevistas usted dijo que la matemática era la materia en la que peor le iba en el colegio. Sin embargo, eligió estudiarla. Luego reconoce que le cuesta escribir, que escribir una página por día es casi una hazaña. ¿Elige siempre el camino más difícil? ¿Cuál es la satisfacción de hacer algo que lo hace sufrir?

Siempre sentí que tenía cierta facilidad para escribir. Pero una cuestión es tener ciertas aptitudes para algo y otra es darse cuenta de lo que significa escribir bien.

Uno aspira a escribir con ciertos niveles de expresividad, de excelencia, descartar una cantidad de lugares comunes, buscar con cuidado y eso es lo que vuelve arduo el escribir.

A la vez la recompensa es extraordinaria cuando uno logra escribir una buena página. Yo no aspiro más que a eso. Pero escribir una buena página por día es un desafío permanente para cualquier escritor.

No es exactamente que sufra al escribir sino que uno tiene que estar concentrado, en cierta sintonía con el material que tiene. A veces las cosas son más fáciles, otras más difíciles.

Estuve seis meses detenido pensando en los personajes secundarios de mi novela, los miembros de la Hermandad. Quería que se me ocurrieran ideas interesantes para cada uno, pequeños detalles y excentricidades, una especie de vida oculta que cada uno pudiera tener.

En fin, pensar en todo eso me llevó una gran cantidad de tiempo. Pero estoy feliz con el resultado. Escribir tiene sus angustias pero también sus recompensas inmensas.

¿Planea una tercera parte de la saga?

Me gustaría escribir una última novela que conforme una trilogía de la lógica y el crimen. Y quizás tomar a los personajes de esta dupla unos años más adelante con Seldom (uno de los protagonistas) hacia el final de su vida.

Estoy tratando de encontrar una trama criminal atractiva. El contexto filosófico lo tengo pero quisiera encontrar una trama policial acorde que sea astuta para que me den ganas de escribir.

Autor: Analía Llorente

Leer más en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50064713

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