Lo posthumano. Entrevista a Francesca Ferrando

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Los avances científicos en la era contemporánea conmueven las bases de lo que conocemos como pensamiento tradicional y transforman los estilos de vida cotidianos y la manera de entender el mundo. Hoy, cuando cada vez más resuenan palabras como posthumano, transhumano o inteligencia artificial, es necesario hacer una reflexión para entender cómo lo nuevo impacta nuestra imaginación sobre las cosas que considerábamos más básicas, como por ejemplo, qué significa lo humano.

Francesca Ferrando es una filósofa del posthumanismo, una escuela de pensamiento actual que cuestiona las divisiones entre lo humano y lo no humano, ya sea éste animal o máquina. Ferrando enseña filosofía en el programa de NYU-Liberal Studies, de New York University y fundó el grupo de investigación New York Posthuman Research Group. Ha recibido numerosos premios, su último libro es Philosophical Posthumanism y la revista estadounidense Origins la nombró entre las 100 personas líderes de cambios en el mundo.

¿Podrías explicar lo que significa posthumano? ¿Es que ya no somos humanos?

La filosofía y la ciencia hoy en día transitan por un momento sumamente interesante, lleno de posibilidades. Te doy primero una respuesta posthumanista. La filosofía posthumanista nos dice que el concepto de humano ya no nos explica lo que somos, a dónde estamos y dónde vamos. Esto sucede por muchas razones. Hay muchos grupos de filósofos y filósofas, científicos y científicas, incluso artistas, que entienden lo humano como un proceso, no como un término fijo. Las voces en ese movimiento no son sólo diferentes, sino que a veces son hasta divergentes. Por ejemplo, hay posthumanismo cultural, crítico, filosófico, pero están todos conectados. Existe también el transhumanismo que es otro movimiento múltiple -existe el transhumanismo democrático, libertario, hay muchos. Existe el antihumanismo, y también el llamado nuevo materialismo. Todos estos movimientos están de acuerdo en que el término humano es problemático, pero también tienen desacuerdos. Entre todos estamos haciendo una nueva filosofía del siglo XXI. Se trata de pensar nuestra situación actual.

¿Cuál es el problema con el concepto de lo humano? ¿Por qué se dice que ya no somos seres humanos o que nunca lo hemos sido?

Lo humano es una noción histórica, es decir que no es universal y surgió en condiciones determinadas. Es una noción jerárquica: implica que hay seres que valen más que otros. Es hegemónica, es decir domina nuestra imaginación de lo que significa lo humano, que nunca abrazó a todas las personas que eran genéticamente humanas. Si se piensa en la historia de la esclavitud, el problema es más claro.

Lo humano es una noción histórica, es decir que no es universal y surgió en condiciones determinadas. Es una noción jerárquica: implica que hay seres que valen más que otros. Es hegemónica, es decir domina nuestra imaginación de lo que significa lo humano, hay un consenso general sobre eso. Sin embargo,  lo humano nunca abrazó a todas las personas que eran genéticamente humanas. Si se piensa en la historia de la esclavitud, el problema es más claro.

Por ejemplo, cuando América fue “descubierta”, en España hubo una discusión sobre si los indígenas eran humanos o no. Porque si se trataba de humanos no podían ser esclavizados, según los parámetros del pensamiento cristiano.  Pero si se trataba de subhumanos, entonces esclavizarlos “ayudaría” a acercarlos a lo humano. Esto fue una discusión claramente asociada al poder político y a la ganancia económica: ¿esa esclavitud era justificada? Bartolomé de las Casas argumentaba que no, que los indígenas eran humanos ejemplares, que eran iluminados, gentiles, humildes, con gran corazón. Pero Juan Ginés de Sepúlveda, que era un humanista, decía lo contrario, que ellos no eran humanos porque hacían rituales sacrificiales entre humanos. Este debate fue en Valladolid en el siglo XVI. Se pueden pensar en muchos debates como este. Esto quiere decir que la historia del concepto de lo humano no se lo define como algo universal, horizontal, sino vertical. Hay humanos que han sido considerados más humanos que otros. Si esto nos cae como una sorpresa, hay que recordar que lo humano es un concepto que viene del latín. Los filósofos y trágicos latinos, como por ejemplo Cicerón, eran admiradores de los griegos. La noción de lo humano nos llega de los conceptos griegos antropo y paideia (educación). La noción griega de antropo, que es de donde viene el uso hoy en día de antropoceno, se refería a alguien que no fuera una diosa o un dios, que no fuera un animal no humano, y que no fuera bárbaro, es decir gente que no hablaba el idioma griego.  Los persas y los egipcios no hablaban griego. Los griegos admiraban a los egipcios, los fenicios, pero no los consideraban antropo; la civilización para los griegos se definía en torno a la capacidad de hablar ese idioma y de pertenecer a esa cultura y educación. La historia del concepto antropo es jerárquica, y continúa siendo hoy una noción discriminatoria. Hoy está muy clara porque antropo se usa para la discriminación contra los animales que no son humanos, y contra ciertas formas de existencia tecnológica. Por ejemplo, esto sucede en el debate sobre la inteligencia artificial, los robots, que se teme que van a tomar el poder. Como las máquinas no son biológicas, esto puede conducir a que se las considere superiores o inferiores a los seres humanos biológicos. Estaríamos de nuevo utilizando nociones jerárquicas para explicar lo humano.

Todo esto quiere decir que el concepto de lo humano varía con la historia, que si es concebido fijamente tampoco está en armonía con las investigaciones biológicas de Darwin, ya que según él somos una especie que está permanentemente evolucionando. Ahora con el concepto de antropoceno podemos ir post Darwin.

Darwin subrayaba que las especies se adaptan al ambiente, pero hoy entendemos que el ambiente también se adapta a las especies. Nuestra acción humana ha tenido un impacto relevante sobre las otras especies, al punto que vivimos la sexta extinción masiva de especies. Lo humano, entonces, no es un concepto cerrado, está en relación con el ambiente, situado en un lugar y un tiempo. Desde la paleontología, podemos decir también que lo humano es el animal que se define como animal tecnológico. Esto quiere decir que construye instrumentos para construir otros instrumentos. La tecnología define a los humanos desde el comienzo de la especie y nos permite ir más allá de la biología. Hoy hay gente que necesita un marcapasos para vivir, no se trata de mejorar la vida sino de sobrevivir, responde a un problema de adaptación. No se piensa ya la biología en términos puristas. En esto el trabajo de Kevin Warwick es paradigmático: él insertó un microchip en su cuerpo y el cuerpo lo reconoció como suyo, las venas comenzaron a pasar por encima del microchip en un mes, muy rápidamente. Lo humano como concepto universal que no tiene historia entonces es problemático, por su tradición jerarquizante, y hoy en día es problemático también porque implica una noción purista, mientras que lo humano siempre evoluciona.

¿Quién es Kevin Warwick y que tipo de chip tiene en su cuerpo?

Te voy a responder ampliando la reflexión a nosotras dos, porque ahora mismo, nosotras somos dos cyborgs, estamos hablando vía Skype, no estamos físicamente en el mismo espacio. Dependemos de la tecnología para hablar humanamente, una mezcla de biológico y tecnológico, de cibernético y orgánico (cyb-org). También tenemos otro ejemplo: los anteojos, una tecnología para sobrevivir, pero estas son tecnologías fuera del cuerpo. Warwick tuvo una tecnología implantada dentro del cuerpo, no para sobrevivir. Él utilizó esa tecnología para potenciarse, para ir más allá de lo que se considera humano históricamente. Warwick hizo dos experimentos, Cyborg 1 y 2.  A principios del siglo XXI, se implantó un microchip que luego se testeó en animales no humanos. Warwick fue la primera persona humana en hacerlo. Él entraba en un edificio de la Universidad de Reading y el edificio lo reconocía, la computadora lo saludaba y le decía “buenos días, señor Kevin Warwick”. él no tenía que conectarse a Internet, sino que su chip lo hacía. También hizo otro trabajo: podía mover un brazo robótico que estaba en Reading mientras él estaba en New York. Este es un proyecto transhumanista que se conecta con la meta del potenciamiento humano, es decir, aumentar las capacidades vitales que tenemos los seres humanos.

Lo humano varía con la historia, que si es concebido fijamente tampoco está en armonía con las investigaciones biológicas de Darwin, ya que según él somos una especie que está permanentemente evolucionando.

Aquí me gustaría introducir al Transhumanismo, un movimiento interesante en tanto que empuja el avance de la ciencia y propone visiones del futuro muy radicales desde un punto de vista biológico, por ejemplo, el mind-uploading, es decir poner la conciencia humana dentro una máquina. Tal vez eso no sea ya humano, sería una inmortalidad digital que separaría el cuerpo de la mente.  En general, el transhumanismo repite la historia filosófica occidental del dualismo, es decir una forma de pensar la materia separada del espíritu, de la valorización de la mente y la desvalorización de la materia. También esto implica una versión de lo humano que es ahistórica, universal, inmortal: el espíritu vive, y la materia muere. Este proyecto está en relación con la tradición de lo humano que hemos criticado antes, la noción abstracta y singular de lo humano en lugar de la noción de lo humano como una experiencia plural que depende el cuerpo en el que se encarna. No está separado de dicho cuerpo. Ellos, y digo ellos porque en su mayoría son varones – aunque también hay algunas mujeres-, se alinean con la tradición iluminista europea del siglo XVIII que se basaba en el mito del progreso, de la ciencia, y en el concepto del hombre como animal racional. La tradición transhumanista no tiene en cuenta la problematización de la categoría de lo humano. Eso es un problema, desde mi punto de vista.

Y volviendo al posthumanismo, ¿cómo se diferencia del humanismo y el transhumanismo?

El posthumanismo es una filosofía de la mediación que descarta cualquier confrontación dualista, entre dos instancias opuestas que se ordenan jerárquicamente, como en el ejemplo que mencioné, la materia y el espíritu. El posthumanismo descarta cualquier legado jerárquico. Es por esto que puede ser abordado como un posthumanismo, como un post-antropocentrismo y como un post-dualismo. El post-humanismo filosófico reconoce que no todos los seres humanos han sido considerados igualmente bajo la etiqueta de humano. En este sentido, lo humano es reconocido como una noción plural, existen los humanos. Como post-antropocentrismo, el post-humanismo filosófico no reconoce a los humanos como superiores o excepcionales, en comparación con otros seres vivos, como por ejemplo los animales. Como post-dualismo, el posthumanismo filosófico aborda a la existencia en términos híbridos, nunca estáticos, siempre interrelacionados, cambiantes y evolutivos.. El posthumanismo puede verse como la sinfonía pluralista de las voces humanas que habían sido silenciadas, y pueden ser silenciadas, en los desarrollos históricos de la noción de humanidad. un proyecto transhumanista que se conecta con la meta del potenciamiento humano, es decir, aumentarle la capacidad que tiene. El post-antropocentrismo agrega a este concierto las voces no humanas o, mejor dicho, su silenciamiento en lo que actualmente se define como la sexta extinción masiva: la extinción en curso de las especies causada, directa o indirectamente, por las acciones humanas. Un cambio solo puede resultar reconociendo completamente el estado real de las cosas. El posthumanismo filosófico requiere una praxis ambiental y sostenible, y accede a lo posthumano como un post-antropocentrismo. Los humanos existimos en plural, y no somos superiores a los animales no humanos o el resto de los seres vivientes. Históricamente, el posthumanismo puede verse como el enfoque filosófico que se adapta al tiempo geológico del Antropoceno. La época en que vivimos se define como Antropoceno porque se reconoce científicamente a la especies humana como fuerza geológica: nuestra acciones afectan al planeta y a todas las otras especies. Mientras que el Posthumanismo filosófico saca al ser humano del centro del discurso, el Antropoceno marca la magnitud del impacto de las actividades humanas a nivel planetario, por lo que hace hincapié en la urgencia de que los humanos tomen conciencia de su relación de pertenencia con un ecosistema que, cuando se daña, también afecta negativamente a la condición humana. El posthumanismo es la filosofía de nuestro tiempo que se ocupa de la redefinición integral de la noción de lo humano, en relación a la tecnología y a la ecología.

El enfoque posthumano desestabiliza los límites y las fronteras simbólicas planteadas por estrictas dicotomías. Los dualismos tales como humano / animal, humano / máquina, humano / no humano y, más en general, sujeto / objeto, se re-investigan a través de una percepción que no funciona en esquemas de oposición.

Ya que hablamos de mutaciones históricas, parece que estamos en un momento clave respecto de otra mutación. ¿Qué piensas del enorme desarrollo de la inteligencia artificial, y del miedo a que estas nuevas tecnologías nos superen y que las máquinas nos dominen?

Eso ya pasó, la inteligencia artificial ya nos domina. Si vas en el metro de New York vas a ver a la mayoría de la gente absorbida en la pantalla del teléfono celular. Eso no es casual, está ligado a la forma en la que se están desarrollando las tecnologías digitales. Mientras más la gente esté en la computadora, más información se produce. Los datos de la red son dinero. El poder económico hoy está en la posesión de big data; en la posesión de información. Un ex empleado de Google, Tristan Harris, nos explica que el desarrollo de tecnologías que producen engagement (entusiasmo) es en realidad desarrollo de tecnologías que producen adicción, porque todos los datos de los usuarios se colectan y se venden.

¿Qué tenemos que hacer? En lugar del miedo a que las máquinas puedan en el futuro tomar el poder, yo creo que la solución se encuentra en una evolución consciente de nuestras relaciones sociales y personales con las máquinas. A nivel personal, los/as sabios/as de todas las épocas nos dicen “conócete a tí mismo/a”.  Hay que entender a nuestra existencia en cada aspecto, desde nuestras acciones hasta nuestros pensamientos, desde la comida que comemos a los sueños que tenemos y a nuestro uso de la tecnología. En lugar de temer a las máquinas se trata de pensar a nuestra existencia sabiendo que cualquier acción tiene impacto planetario. Lo que tenemos que entender es que de verdad tenemos plena capacidad de actuar en el nivel más micro de nuestra existencia, y esto va a afectar el nivel macro. O sea, cuando nosotros/as cambiemos, también va a cambiar nuestra relación e interacción con las máquinas.

El posthumanismo es la filosofía de nuestro tiempo que se ocupa de la redefinición integral de la noción de lo humano, en relación a la tecnología y a la ecología.

A nivel social también tenemos que rever la relación entre humanos y máquinas, no solo en un desarrollo ético de las tecnologías digitales, por ejemplo, sino que también hay que agregar un enfoque epistémico.

Con respecto a los humanos las máquinas son, al mismo tiempo lo otro, lo mismo y la quimera. Pueden comunicarse en un código humano sin ser humanos; pueden tener un cuerpo mecánico y un cerebro biológico, como en el caso de la Inteligencia Artificial (IA) biológica; se han generado a partir del conocimiento y de las categorías humanas, y aun así, los trascienden a ambos. Las creencias culturales desempeñan un papel clave en la recepción humana de la IA avanzada, mientras que los intereses políticos, sociales y económicos son cruciales para su desarrollo.

Los robots van a evolucionar de formas únicas y peculiares, que son difíciles de predecir. El principal riesgo que corren los seres humanos consiste en convertir la diferencia robótica en un estigma que genere nuevas formas de discriminación, distanciando dicha diferencia de la norma humana. Para relacionarse con la ontología del robot, los seres humanos deben concebir lo humano no como una noción fija, sino enfatizando su lado dinámico y en constante evolución, y celebrando las diferencias que habitan en la propia especie humana.

Por esta razón, emplear un marco crítico posthumanista es crucial para evitar que los humanos conviertan al robot en su nuevo otro simbólico, y que caigan en el paradigma dualista que ha caracterizado históricamente los relatos hegemónicos occidentales, articulados en opuestos tales como: masculino / femenino; blanco / negro; humano / máquina; yo / otro. Una reflexión profunda sobre esta interacción entre las especies las imagina dentro de un paradigma simbiótico, en lugar de uno dualista. La diferencia se convierte en un rasgo evolutivo de la existencia; tal realización no solo tiene valor científico, sino también utilidad social y política. El enfoque integral del posthumanismo filosófico puede permitir que los humanos y los robots estén interconectados para desarrollar plenamente sus potenciales, lo que finalmente facilitará una aventura interespecies original.

Autor: Moira Fradinger

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